Receta de ajoblanco malagueño

Ajoblanco malagueño tradicional

El ajoblanco malagueño es una sopa fría típica de la cocina andaluza, muy apreciada en la Axarquía.
Se elabora con almendras, pan, ajo, aceite de oliva virgen extra y un toque de vinagre.
Su textura cremosa y sabor suave lo convierten en un plato refrescante y nutritivo.
Se suele servir acompañado de uvas o melón, que aportan dulzor y frescura.
Es un claro ejemplo de la sencillez y riqueza de la gastronomía popular andaluza.
Ligero, saludable y lleno de tradición, es perfecto para los días de calor.


Origen e historia

El ajoblanco malagueño tiene su origen en la tradición campesina de Andalucía, especialmente en la comarca de la Axarquía y otras zonas de Málaga y Granada. Se considera uno de los gazpachos más antiguos, anterior incluso al de tomate, ya que en sus comienzos no se usaban hortalizas americanas sino ingredientes básicos y accesibles como pan, ajo, almendra, aceite de oliva, vinagre y agua. Este plato humilde surgió como alimento refrescante para jornaleros y campesinos que trabajaban bajo el sol, siendo a la vez nutritivo y barato.

La almendra, introducida en la península por los árabes, fue clave en su desarrollo, aportando cuerpo y un sabor característico. Con el tiempo, el ajoblanco pasó de ser un plato de subsistencia a convertirse en una receta identitaria de Málaga, servida en fiestas y restaurantes de prestigio. Una de sus curiosidades es que tradicionalmente se acompaña de uvas moscatel o melón, un maridaje que resalta el contraste entre lo salado y lo dulce. Incluso cuenta con su propia celebración: la Fiesta del Ajoblanco en Almáchar, un evento popular que cada año rinde homenaje a este plato tan representativo de la cultura gastronómica andaluza.


Ingredientes para cuatro personas:

  • 150 gramos de almendras crudas peladas
  • 2 dientes de ajo
  • 100 gramos de miga de pan blanco
  • 500 ml de agua fría
  • 100 ml de aceite de oliva virgen extra
  • 20 ml de vinagre de vino blanco
  • Sal al gusto
  • Uvas moscatel para acompañar

Elaboración:

1. Preparar los ingredientes:

Poner las almendras en remojo durante al menos 4 horas o toda la noche. Remojar también la miga de pan en un poco de agua para que se ablande.

2. Triturar las almendras y el ajo:

Escurrir las almendras y colocar en el vaso de la batidora junto con los dientes de ajo pelados. Triturar hasta obtener una pasta fina.

3. Añadir el pan:

Incorporar la miga de pan remojada a la pasta de almendras y triturar de nuevo hasta conseguir una mezcla homogénea y cremosa.

4. Incorporar el aceite, vinagre y agua:

Añadir el aceite de oliva, el vinagre y el agua fría poco a poco mientras se bate, hasta obtener la textura deseada, suave y cremosa. Ajustar de sal al gusto.

5. Colar la mezcla (opcional):

Si se desea un ajoblanco más fino, pasar la mezcla por un colador fino para eliminar restos de almendra y obtener una textura sedosa.

6. Servir y acompañar:

Refrigerar al menos una hora antes de servir. Servir en cuencos o copas, acompañado de uvas moscatel, que aportan frescura y un contraste dulce natural.


Maridaje:

Vinos

Breca Garnacha Old Vines (Bodegas Breca)
Vino afrutado y estructurado, ideal para acompañar la suavidad y frescura del ajoblanco.

Tres Ojos Garnacha Calatayud (Bodegas San Alejandro)
Equilibrio entre fruta roja y especias que complementa la textura cremosa del ajoblanco.

Baltasar Gracián Viñas Viejas (Bodegas San Alejandro)
Notas de frutos negros y taninos suaves que armonizan con la cremosidad del plato.

Garnacha Calatayud Altas Parcelas (Cuevas de Arom)
Fresco y afrutado, con acidez equilibrada que contrasta con la densidad del ajoblanco.

Camino a Pardos 40 (Bodegas Salas)
Aromas frutales y acidez refrescante, ligero y fresco para sopas frías.

Maridaje con cervezas

  • Cervezas tipo witbier o blanche
    Su sabor ligero y cítrico resalta la frescura del ajoblanco y no domina los sabores delicados de la almendra.
  • Cervezas tipo lager clara
    Su ligereza y notas suaves de cereal complementan la textura cremosa y mantienen el plato refrescante.
  • Cervezas artesanas con frutas suaves
    Variedades con toques de cítricos o uva blanca armonizan con el contraste dulce de las uvas moscatel.

Maridaje con bebidas sin alcohol


Té verde o té blanco helado, sin endulzar, ofrece frescura y acompaña sin enmascarar los sabores del ajoblanco.

Agua con gas y un toque de limón
Refresca el paladar y mantiene la sensación ligera del ajoblanco.

Zumos de uva blanca o manzana
Aportan dulzor natural que combina con la cremosidad y las uvas moscatel del plato.


Consejos de presentación:

  • Servir en cuencos pequeños o copas transparentes para que se vea el color blanco cremoso del ajoblanco.
  • Añadir unas uvas moscatel enteras o partidas por la mitad en el centro como contraste de color y sabor.
  • Decorar con unas hojas de menta o un hilo de aceite de oliva virgen extra sobre la superficie para un toque visual y aromático.
  • Mantener el ajoblanco bien frío hasta el momento de servir, incluso puedes enfriar los cuencos previamente.
  • Colocar el plato sobre una base de madera clara o mantel neutro para resaltar el color del plato.
  • Si se sirve en copa, añadir un par de uvas flotando y un ligero toque de ralladura de limón para sofisticar la presentación.

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