Receta de volcán de morcilla

Volcán cremoso de morcilla
Un plato pensado para sorprender, en el que la suavidad y la fuerza se encuentran en un formato distinto y llamativo. Su forma recuerda a un volcán, que al abrirse libera una cremosidad que se derrama lentamente, envolviendo cada bocado con un contraste de matices. Una propuesta que juega con la presentación y la intensidad para ofrecer una experiencia diferente, tanto a la vista como al paladar.
Orígenes de la morcilla
La morcilla es uno de los embutidos más antiguos que existen y su origen se remonta a tiempos muy lejanos. Se cree que ya en la Antigüedad se elaboraban productos similares, pues el aprovechamiento de la sangre y las vísceras de los animales sacrificados era una forma de evitar el desperdicio y asegurar alimento para más tiempo.
En el mundo griego y romano existen referencias escritas a embutidos de sangre. De hecho, Homero en La Odisea menciona un preparado de sangre y grasa cocinado en una tripa, muy parecido a lo que hoy entendemos por morcilla. Durante el Imperio Romano era habitual condimentarla con hierbas, piñones y especias, lo que la convirtió en un alimento apreciado.
Con la Edad Media, su consumo se consolidó en Europa. En la Península Ibérica, cada zona fue adaptando la receta a los ingredientes locales, dando lugar a una enorme diversidad: morcillas con arroz, con cebolla, con pan o con frutos secos. Además, estaba muy ligada a la tradición de la matanza del cerdo, un ritual familiar y comunitario que aseguraba alimento para todo el año.
Hoy en día, la morcilla sigue siendo un producto identitario de muchas cocinas regionales, desde la morcilla de Burgos hasta variantes asturianas, leonesas, andaluzas o de otros países europeos y latinoamericanos. Es un alimento que combina tradición, aprovechamiento y creatividad gastronómica, manteniendo un fuerte vínculo cultural y festivo.
Ingredientes (4 personas)
- 400 g de morcilla
- 1 diente de ajo
- 4 pimientos del piquillo
- 100 ml de nata líquida para cocinar
- 1 cucharada de aceite de oliva
- Sal y pimienta al gusto
Preparación
1. Preparar la morcilla:
Retirar la piel de la morcilla y cocinarla en una sartén a fuego medio hasta que se desmenuce y quede suelta. Reservar.
2. Hacer la salsa:
En la misma sartén añadir un poco de aceite y dorar el ajo picado. Incorporar los pimientos del piquillo troceados y saltear brevemente. Agregar la nata, dejar que reduzca unos minutos y triturar hasta obtener una crema fina. Rectificar de sal y pimienta.
3. Montar el volcán:
Colocar un aro de emplatar en el plato y rellenarlo con la morcilla cocinada, presionando ligeramente para dar forma. Con un aro más pequeño en el centro, crear un hueco que será el cráter y lo rellenamos de salsa.
4. Servir la lava:
Retirar el aro pequeño cuando lo saquemos a la mesa, dejando que se derrame lentamente sobre la morcilla para lograr el efecto de volcán.
Maridaje:
Para acompañar un plato como el volcán de morcilla, lo ideal es optar por vinos tintos de Aragón elaborados principalmente con garnacha. Esta variedad, muy representativa de la zona, ofrece vinos con fruta madura, buena acidez y un punto especiado que combina a la perfección con la intensidad de la morcilla y la cremosidad de la salsa. La garnacha aporta frescura y equilibrio, evitando que el maridaje resulte pesado.
Tiaso 2021 – Bodega Sommos (DO Somontano)
Un tinto de garnacha vieja, fresco y expresivo, con notas minerales y frutales. Su acidez y elegancia permiten equilibrar la densidad del plato.
Lamín 2020 – Bodega Sommos (DO Somontano)
Un vino intenso y aromático, con notas de arándanos, violetas y un fondo especiado. Aporta complejidad que realza los matices de la morcilla.
María de Palafox 2015 – Bodegas Larre (DO Las Cinco Villas)
Un vino estructurado y sedoso, con taninos pulidos y gran cuerpo. Resalta los sabores profundos y especiados del plato.
La Sastrería (vino tinto roble) – DO Cariñena
Un tinto de garnacha de viñas viejas, con fruta roja intensa y paso aterciopelado. Su frescura limpia el paladar entre bocados.
Consejos de presentación:
Jugar con el contraste de colores
- Usa platos blancos o negros, así la morcilla y la salsa resaltan mucho más.
- Añade un toque verde (perejil, cebollino o rúcula) para dar frescura visual.
Simular un paisaje volcánico
- Coloca alrededor del volcán unas láminas de pan tostado o crujientes de pan, como si fueran piedras.
- Puedes espolvorear pimentón ahumado o carbón vegetal en polvo en el plato para simular ceniza.
La erupción en directo
- Monta el volcán delante del comensal y sirve la salsa caliente justo en el momento, para que se vea cómo “erupciona”.
- Si lo grabas para redes, haz un plano detalle del momento en que la salsa comienza a caer.
Texturas para enriquecer el plato
- Añade un hilo fino de nata montada salada o una espuma ligera para dar volumen.
- Unas escamas de sal o pimienta recién molida justo antes de servir dan un aspecto más apetecible.
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