Receta de ensalada templada

Queso de cabra caliente sobre verdes frescos: la ensalada que enamora

Esta ensalada templada combina la frescura de una cuidada selección de hojas verdes con el carácter suave y cremoso del queso de cabra dorado a la plancha. Los piñones tostados aportan un toque crujiente y un sabor delicado que realza cada bocado. La vinagreta de miel y mostaza, con su equilibrio entre dulzor y acidez, envuelve todos los ingredientes en una armonía perfecta. Es una receta versátil que funciona tanto como entrante elegante en una comida especial como plato único en una cena ligera. Su contraste de temperaturas y texturas la convierte en una experiencia gastronómica muy agradable. Además, admite variaciones con frutas frescas o frutos secos para adaptarla a cada temporada. Una propuesta sencilla, saludable y con mucho estilo en la mesa.


Origen del queso de cabra:

El queso de cabra es uno de los más antiguos que se conocen, con orígenes que se remontan a más de 7.000 años. Las primeras evidencias de su elaboración provienen de regiones del Mediterráneo y Oriente Próximo, donde las cabras eran animales fáciles de criar en terrenos áridos y montañosos. Su leche, rica en grasas saludables y proteínas, se convertía rápidamente en queso como método de conservación natural.

Una de sus características más distintivas es su sabor, que varía desde suave y cremoso hasta intenso y ligeramente ácido, dependiendo del tiempo de maduración. En muchas culturas, el queso de cabra ha sido símbolo de alimento saludable y de alta digestibilidad, ideal para quienes tienen intolerancia a la lactosa. Además, la leche de cabra contiene ácidos grasos de cadena corta que le dan un aroma y un gusto únicos.

Hoy en día, se produce en todo el mundo, con especial tradición en países como Francia, España, Grecia o Marruecos. En España destacan variedades artesanas como el queso majorero (Fuerteventura) o el queso de cabra malagueño. Un dato curioso: algunos quesos de cabra se cubren con hierbas aromáticas, ceniza o incluso flores, no solo para decorarlos, sino para potenciar y proteger su sabor.


Ingredientes:

  • 200 g de mezcla de lechugas variadas (rúcula, canónigos, hojas de roble, espinaca baby…)
  • 4 rodajas gruesas de queso de cabra en rulo
  • 40 g de piñones
  • 2 cucharadas de aceite de oliva virgen extra
  • 1 cucharada de miel
  • 1 cucharadita de mostaza de Dijon
  • 1 cucharada de vinagre balsámico o de manzana
  • Sal y pimienta al gusto

Elaboración:

1. Preparar la base verde:

Lava y seca bien las hojas de lechuga, rúcula y canónigos. Dispón la mezcla en una fuente o en platos individuales.

2. Tostar los piñones:

Coloca los piñones en una sartén sin aceite y tuéstalos a fuego medio hasta que estén ligeramente dorados. Resérvalos.

3. Dorar el queso de cabra:

Calienta una sartén o plancha y pasa las rodajas de queso durante 1-2 minutos por cada lado, hasta que estén doradas por fuera y cremosas por dentro.

4. Preparar la vinagreta:

En un bol pequeño, mezcla el aceite de oliva, la miel, la mostaza, el vinagre, sal y pimienta. Bate bien hasta que emulsione.

5. Montar la ensalada:

Coloca el queso caliente sobre la cama de hojas verdes, reparte los piñones tostados y aliña con la vinagreta justo antes de servir.


Consejos de presentación:

Plato adecuado: Utiliza platos amplios y poco profundos para que las hojas verdes se vean aireadas y el queso destaque en el centro.

Capa de verdes: Coloca primero la mezcla de lechugas, rúcula y canónigos en forma de cama, dejando espacio en los bordes para crear sensación de volumen.

Queso como protagonista: Coloca las rodajas de queso de cabra dorado ligeramente superpuestas o en el centro, para que llamen la atención.

Distribución de piñones: Espolvorea los piñones de manera irregular sobre la ensalada y alrededor del queso, aportando contraste visual y crujiente.

Toque de color: Añade opcionalmente frutos rojos, rodajas finas de manzana o pera, o unas flores comestibles para dar un contraste cromático.

Vinagreta al final: Aliña justo antes de servir para que las hojas se mantengan frescas y crujientes, y que la vinagreta no opaque los colores.

Detalles finales: Puedes añadir unas gotas de vinagre balsámico sobre el queso o unas ramitas de hierbas frescas como tomillo o menta para un acabado gourmet.


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