Receta de apple pie tradicional

El Apple Pie que huele a casa y sabe a abrazo

Nada como el olor a manzana, canela y mantequilla recién horneada para llenar la casa de otoño.
Hoy te traigo mi versión del clásico apple pie, con masa crujiente, relleno jugoso y ese toque casero que lo hace irresistible.
Perfecto para compartir con un café o una bola de helado de vainilla, o simplemente para darte un capricho de los buenos.


Historia del apple pie

El apple pie, o pastel de manzana, es uno de los postres más emblemáticos de Estados Unidos, aunque su historia comienza mucho antes, en Europa.

Las primeras recetas de tartas de manzana aparecieron en Inglaterra en el siglo XIV. En aquel tiempo se preparaban con manzanas, higos, pasas, peras y especias, y la masa era más una cubierta protectora que algo destinado a comerse. Con el tiempo, la receta viajó a los Países Bajos y luego a las colonias británicas en América, donde encontró su identidad definitiva.

En Estados Unidos, el apple pie se convirtió en un símbolo nacional. Durante los siglos XVIII y XIX, las manzanas eran una de las frutas más fáciles de cultivar, y las familias las usaban para preparar postres durante todo el año. Con el auge de la repostería casera, el pastel de manzana pasó a representar la vida familiar, la sencillez y el trabajo duro del campo. De ahí surgió la famosa expresión “as American as apple pie”, que se usa todavía hoy para hablar de algo típicamente estadounidense.

Entre las curiosidades más conocidas, está el hecho de que las primeras tartas americanas no llevaban azúcar, ya que era un ingrediente caro y difícil de conseguir. Además, en algunas regiones se servía el pastel de manzana acompañado de queso cheddar, una combinación que aún hoy tiene sus seguidores.

Con el paso del tiempo, cada familia fue adaptando su propia versión del apple pie: con distintas variedades de manzana, más o menos canela, o con rejilla de masa encima. Hoy en día sigue siendo un postre tradicional en celebraciones como el Día de Acción de Gracias o el 4 de julio, y uno de los favoritos en las mesas de todo el mundo.


Ingredientes

  • Para la base y la tapa
  • 2 láminas de masa de hojaldre refrigerada o congelada (rectangulares o redondas, según el molde)
  • Para el relleno
  • 6 manzanas (Granny Smith, Fuji o una mezcla de ambas)
  • 150 g de azúcar moreno
  • 50 g de azúcar blanca
  • 1 cucharadas de harina de maiz
  • 1 cucharadita de canela molida
  • 1/4 cucharadita de nuez moscada
  • 1 cucharadita de jugo de limón
  • 1 cucharada de mantequilla
  • Para el acabado
  • 1 huevo batido para barnizar
  • Azúcar para espolvorear

Preparación

1. Preparar el relleno:

Pela y corta las manzanas en láminas finas. Colócalas en un bol y mézclalas con el azúcar moreno, el azúcar blanca, la harina, la canela, la nuez moscada y el jugo de limón. Deja reposar unos 20 minutos para que suelten su jugo y se mezclen bien los sabores.

2. Montar el pastel:

Extiende una de las láminas de hojaldre y colócala sobre el molde para tarta, cubriendo bien la base y los bordes.
Rellena con la mezcla de manzanas y reparte por encima la mantequilla en trocitos.
Coloca la segunda lámina de hojaldre encima, sella los bordes presionando con los dedos o con un tenedor y haz unos pequeños cortes en la superficie para que el vapor pueda escapar durante el horneado.
Si prefieres, puedes cortar la masa en tiras y hacer un enrejado decorativo.

3. Hornear:

Barniza la superficie con huevo batido y espolvorea un poco de azúcar.
Hornea en horno precalentado a 200 °C durante 25 a 30 minutos, o hasta que el hojaldre esté bien dorado y el relleno burbujee ligeramente por los bordes.

4. Enfriar y servir:

Deja enfriar el apple pie al menos una hora antes de cortarlo, para que el relleno se asiente.
Sírvelo solo, con helado de vainilla o con un poco de nata montada.


Maridaje:

El apple pie es un postre versátil que combina muy bien con distintos estilos de vino, siempre que se busque equilibrio entre el dulzor del pastel, la acidez de la manzana y las notas especiadas de la canela.

Una de las mejores opciones para acompañarlo son los vinos blancos con buena acidez y aromas frutales. Estos vinos refrescan el paladar y realzan el sabor de la manzana sin resultar empalagosos. Los espumosos secos o semisecos también son una gran elección: su burbuja fina y su frescura aportan ligereza y contraste frente a la textura rica del hojaldre y la mantequilla.

Si se prefiere algo más dulce, un vino blanco de vendimia tardía o un vino generoso con notas de miel y frutas maduras puede complementar muy bien el postre, reforzando su carácter goloso y aromático.

Para quienes disfrutan de maridajes menos convencionales, un tinto joven y afrutado, con taninos suaves y notas especiadas, puede funcionar con el apple pie, sobre todo si este lleva bastante canela o se sirve ligeramente tibio. El vino aporta profundidad y un contrapunto interesante al dulzor del pastel.

En general, el maridaje ideal depende del momento y de la forma de servir el postre: los vinos frescos y ligeros realzan su delicadeza, mientras que los más intensos o dulces acompañan mejor las versiones más ricas o especiadas.

Vino de las Nieves Blanco – Bodegas Bal Minuta
Este vino blanco del Pirineo aragonés, elaborado con variedades como Riesling, Gewürztraminer y Chardonnay, tiene una acidez fresca y aromas a flores blancas y frutas de hueso. Esa combinación lo convierte en un acompañamiento ideal para el apple pie: la acidez equilibra el dulzor del postre, mientras que las notas frutales armonizan con el sabor de la manzana cocida. Además, su ligereza limpia el paladar después de cada bocado.


Consejos de presentación:

Cortar porciones limpias
Usa un cuchillo caliente o sumérgelo en agua caliente antes de cortar para que las porciones salgan perfectas y no se deshaga el relleno.

Servir tibio
El apple pie se disfruta mejor ligeramente tibio. Esto intensifica los aromas de la manzana y la canela y hace que el hojaldre o la masa crujiente destaque más.

Acompañamientos

  • Una bola de helado de vainilla o nata montada al lado.
  • Un chorrito de caramelo o miel sobre la porción.
  • Frutos secos tostados (nueces o almendras) para aportar textura.

Decoración simple

  • Espolvorea un poco de azúcar glas o canela sobre la superficie justo antes de servir.
  • Si hiciste enrejado de masa, deja que se vea, ya que da un toque artesanal muy atractivo.

Plato y presentación

  • Usa platos claros o neutros para que el color dorado del pastel destaque.
  • Coloca la porción en el centro y acompaña con el acompañamiento elegido (helado, nata, frutos secos).
  • Para fotos, añade elementos de contexto como manzanas enteras, ramitas de canela o un mantel de lino.

Detalles finales

No sobrecargar el plato; la simplicidad resalta la belleza del pastel casero.

Servir con café, té o vino al lado puede completar la experiencia.


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