Receta de canelones rellenos de carne

Canelones dorados al horno con carne jugosa, bechamel cremosa y piñones tostados
Estos canelones son un homenaje a la cocina casera y reconfortante. Rellenos de una jugosa mezcla de carne picada, cubiertos con una cremosa bechamel y coronados con piñones tostados, ofrecen un contraste de texturas y sabores que seduce desde el primer bocado. El gratinado dorado aporta ese punto irresistible que solo el horno puede dar. El perejil fresco no solo decora, también aporta un sutil frescor que equilibra el plato. Perfectos para una comida especial o un almuerzo familiar de domingo.
Origen del plato
Aunque los canelones son conocidos como un plato típico de la cocina italiana, su historia y arraigo en la gastronomía catalana merecen especial atención. El término «canelón» proviene del italiano cannellone, diminutivo de canna, que significa caña o tubo, en referencia a la forma cilíndrica de la pasta. En Italia, se preparan tradicionalmente con pasta fresca y se rellenan con carne, ricotta o verduras, siendo cubiertos por una salsa, generalmente de tomate o bechamel, y luego gratinados.
En Cataluña, sin embargo, los canelones han adoptado una identidad propia desde el siglo XIX. Se popularizaron especialmente en las casas burguesas de Barcelona gracias a cocineros italianos contratados por familias adineradas. Estos chefs introdujeron el plato en los menús domésticos, adaptándolo con ingredientes locales y técnicas propias de la cocina catalana. Con el tiempo, la receta se fue extendiendo a las casas populares y a los restaurantes.
Uno de los momentos clave en su consolidación fue su asociación con las fiestas navideñas, concretamente con el día de San Esteban (26 de diciembre), cuando se preparan tradicionalmente utilizando las sobras del asado de Navidad. Esta costumbre refleja no solo el sentido práctico de la cocina catalana, sino también el valor que se le da al aprovechamiento sin renunciar al sabor.
Los canelones rellenos de carne y cubiertos con bechamel se convirtieron así en un plato emblemático, presente en celebraciones familiares, restaurantes de cocina tradicional y menús festivos. A diferencia de la versión italiana, en Cataluña rara vez se acompañan de salsa de tomate, y el gratinado con queso fundido es casi obligatorio.
Hoy en día, los canelones son un símbolo de la fusión entre tradición mediterránea e identidad local, y aunque existen muchas variantes (de espinacas, de setas, de pescado), la versión con carne picada y bechamel sigue siendo la más clásica y querida por todos.
Aunque los canelones son conocidos como un plato típico de la cocina italiana, su historia y arraigo en la gastronomía catalana merecen especial atención. El término «canelón» proviene del italiano cannellone, diminutivo de canna, que significa caña o tubo, en referencia a la forma cilíndrica de la pasta. En Italia, se preparan tradicionalmente con pasta fresca y se rellenan con carne, ricotta o verduras, siendo cubiertos por una salsa, generalmente de tomate o bechamel, y luego gratinados.
En Cataluña, sin embargo, los canelones han adoptado una identidad propia desde el siglo XIX. Se popularizaron especialmente en las casas burguesas de Barcelona gracias a cocineros italianos contratados por familias adineradas. Estos chefs introdujeron el plato en los menús domésticos, adaptándolo con ingredientes locales y técnicas propias de la cocina catalana. Con el tiempo, la receta se fue extendiendo a las casas populares y a los restaurantes.
Uno de los momentos clave en su consolidación fue su asociación con las fiestas navideñas, concretamente con el día de San Esteban (26 de diciembre), cuando se preparan tradicionalmente utilizando las sobras del asado de Navidad. Esta costumbre refleja no solo el sentido práctico de la cocina catalana, sino también el valor que se le da al aprovechamiento sin renunciar al sabor.
Los canelones rellenos de carne y cubiertos con bechamel se convirtieron así en un plato emblemático, presente en celebraciones familiares, restaurantes de cocina tradicional y menús festivos. A diferencia de la versión italiana, en Cataluña rara vez se acompañan de salsa de tomate, y el gratinado con queso fundido es casi obligatorio.
Ingredientes para 4-6 personas:
- 12 placas de pasta para canelones
- 400 g de carne picada mixta (ternera y cerdo)
- 1 cebolla mediana
- 1 diente de ajo
- 2 cucharadas de tomate frito
- 50 ml de vino blanco
- Aceite de oliva virgen extra
- Sal y pimienta al gusto
- Nuez moscada al gusto
- 40 g de piñones
- Perejil fresco picado
- Para la bechamel:
- 50 g de mantequilla
- 50 g de harina
- 600 ml de leche entera
- Sal, pimienta y nuez moscada
- Para gratinar:
- 100 g de queso rallado (emmental o mozzarella)
Elaboración:
1. Preparar el relleno:
En una sartén con un poco de aceite, pochar la cebolla picada y el ajo. Añadir la carne picada y saltear hasta que esté dorada. Incorporar el vino blanco y dejar evaporar. Añadir el tomate frito, salpimentar y dejar cocinar a fuego medio unos 10 minutos. Reservar.
2. Hacer la bechamel:
En un cazo, derretir la mantequilla. Añadir la harina y cocinar un par de minutos removiendo con varillas. Verter la leche caliente poco a poco sin dejar de remover para evitar grumos. Cocinar hasta obtener una salsa cremosa. Sazonar con sal, pimienta y nuez moscad
3. Cocer las placas de canelones:
Hervirlas siguiendo las instrucciones del paquete, escurrir y colocar sobre un paño limpio.
4. Montar los canelones:
Rellenar cada placa con la mezcla de carne y enrollar. Colocar los canelones en una fuente con un poco de bechamel en la base. Cubrir con el resto de la bechamel, espolvorear con el queso rallado y los piñones.
5. Gratinar:
Llevar al horno precalentado a 200 °C y gratinar durante unos 10-15 minutos o hasta que estén dorados.
6. Servir:
Espolvorear con perejil fresco picado justo antes de llevar a la mesa.
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